Con cierta frecuencia recibimos en nuestro taller para recibir un tratamiento de superficies en Valencia algún coche que, después de haberlos llevados a lavar varias veces, los restos de insectos que se quedaron pegados en el frontal después de un viaje por carretera, han empezado a convertirse en pequeños puntos por los que empiezan a aparecer signos de óxido. ¿Quieres saber por qué ocurre esto?
Cuando la velocidad a la que circulamos es superior a los 80 km/h, algo más que
habitual en carretera, al impactar con los insectos que encontramos en el
camino, la capa de barniz que protege la pintura del coche se abre siquiera una
fracción de milímetro, algo casi insignificante. Estos barnices suelen ser
bastante elásticos y, en apenas unos instantes recuperan su forma original
tapando esa microrrotura salvo que, al cerrarse, no pueda hacerlo completamente
porque hayan quedado atrapados los restos del insecto atropellado.
La sangre y otros líquidos internos de muchos de estos insectos son sustancias
ácidas por lo que, si no los eliminamos de inmediato, esos ácidos pueden llegar
a corroer la pintura y permitir que el agua de la lluvia alcance la chapa
apareciendo entonces esos puntos de oxidación que tanto afean el frontal de
nuestro coche.
Una vez que estos puntos de óxido han hecho su aparición, la mejor solución es
llevar el coche a un buen taller para se le realice un tratamiento de superficies en Valencia. Es muy
probable que haya que lijar y volver a pintar para que esos puntos no vuelvan a
aparecer.
Por eso, desde Decamer te recomendamos que si ves manchas de óxido en tu carrocería, visites nuestro taller especializado en decapar y granallar por si le hiciera falta a tu vehículo. Lo dejaremos como nuevo.